La última cena, en todos los hogares en el comedor había un cuadro de la última cena, hasta que el Gernika le usurpó su lugar. Con esta ilustración muestro de una forma "picassiana" y graciosa, la escena cotidiana de cenar, en lugar de en el cuadro.
Los colores imitan a los própios de las pinturas de Picasso.
El cumpleaños de la Tata, me trasmitió lástima y admiración por la dedicación de esta persona, y quise tratarla de manera dulce y detallada.
La Tata pasa a ser la protagonista "del escenario" (con el foco) y con el gran telón de las "gracias" que merece. La línea peluda y el trazo manual añaden esa cercanía y ternura junto con los colores cálidos.
